Mide 37'30 mm pesa 38'80 La pasión que Adriano (73-138 d.C.) sintió por el bello Antínoo pasó a la historia porque el augusto imperator quedó trastornado por la muerte prematura del muchacho, quien se ahogó de forma misteriosa en el Nilo durante un viaje a tierras egipcias. De no haber sido por aquel dramático desenlace, éste no habría pasado de ser un caso más de los muchos habidos entre un pedagogo erastés y su núbil erómenos, relación habitual en la Grecia clásica, cuyos ecos llegaron hasta la misma Roma. Pero la soledad y tristeza de Adriano ante la pérdida del bello efebo fue tan intensa que le impulsó a perpetuar su memoria de manera obsesiva.
Medallon de Antinoo
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